Recordemos que la navidad es una época propicia, para reflexionar nuestras acciones, nuestro desempeño y en especial para perdonar, pasar la pagina y así recociliarnos con nosotros mismo, con la vida y con los demás, al igual es un tiempo ideal para revisar nuestra maleta espiritual y enfocarnos en un futuro lleno de fe y esperanza. En especial para compartir, expresar los mejores sentimientos y pensamientos, a través de la generosidad y la solidaridad, replantearnos nuevos propósitos, metas personales aun no cumplidas y así buscar caminos mas claro que nos guíen a lograr lo que queremos.
Tambien es una época para recordar a personas que, si tal vez, ya no están con nosotros pero siguen allí, como escuche ayer en la radio "Las personas no mueren, es el cuerpo el que se desvanece, el alma sigue viva" y mientras, los tengamos presente nunca se habrán ido, no olvidemos que la muerte es lo unico seguro en la vida, y que nadie que te quiere, desea verte triste por eso vive feliz, disfruta esta fechas, abraza a las personas que aun están a tu lado. Y no dejes de soñar todo es posible, siempre he pensado quien deja de soñar nunca sabrá lo que es ser feliz.
Ahora quiero compartir una historia, que me pareció la ideal para reflexionar en estas fechas, esta con la finalidad de encontrar nuestro balance, paz y bienestar espiritual que bastante falta hace.
El secreto de Papa Noel
"Quiero saber cómo, mientras viajas dejando regalos aquí y allá, nunca se terminan. ¿Cómo es, querido Santa, que en tu saco hay suficiente para todas los niños del mundo? Siempre está lleno, nunca se vacía mientras vas de chimenea en chimenea, a casas grandes y pequeñas de país en país. Santa sonrió y contestó: "No me hagas preguntas difíciles. ¿No quieres un juguete?".
Pero el niño dijo que no y Santa pudo ver que él esperaba una respuesta. "Ahora escúchame -le dijo al niño-, mi secreto te hará más triste y más sabio. Lo cierto es que mi saco es mágico. Dentro de él hay millones de juguetes para mi viaje en Nochebuena. Pero a pesar de que visito cada niño no siempre dejo juguetes. En algunos hogares no tienen comida, en otros hay tristeza o están desesperados, y en otros son malos. Algunos son hogares rotos, donde los niños sufren, y los visito, pero ¿qué puedo dejar..? Mi trineo está lleno de cosas alegres, pero para los hogares donde habita la tristeza, los juguetes no son suficiente. Así que en silencio me acerco y beso a cada niño, y rezo con ellos para que reciban la alegría del espíritu de la Navidad, el espíritu que vive en el corazón del niño que no recibe, pero que da. Si Dios escucha y contesta mi oración, cuando regrese el próximo año, lo que encontraré serán hogares llenos de paz y amor. Y niños llenos de luz infinita. Es un trabajo difícil, mi querido amiguito, dejar regalos para algunos y orar por otros. Pero las oraciones son los mejores regalos porque Dios tiene el don de satisfacer cualquier necesidad.
"El resto es que mi saco es mágico. En él nunca faltan el amor y la alegría porque dentro hay oraciones y esperanzas. No sólo juguetes. Mientras más doy, más se llena porque dando es como realizo mis sueños. ¿Y quieres saber algo? Tú también tienes tu propio saco. Contiene tanta magia como el mío y está dentro de ti. Nunca se vacía, está llenito desde el principio de tu vida. Es el centro de la luz y el amor. Es tu corazón. Y si en esta Navidad quieres ayudarme, no te preocupes tanto por los regalos. Abre ese saco que es tu corazoncito y comparte tu alegría, tu amistad, tu dinero, tu amor".
"¡Gracias por el secreto! Tengo que irme", dijo el niño. "Espera. ¿Te servirá lo que has aprendido?", dijo Santa. Por un momento el niño se detuvo, tocó su corazón y, simplemente, dijo: "Sí".
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